Mi lenguaje positivo es mi salud

Por Lesly Medina

Recientemente la psicóloga y escritora chilena Pilar Sordo publicó su último libro “Oídos Sordos”, un texto dirigido a explicar la relación de las enfermedades y las emociones. Quiero retomar esa relación que hace Sordo en su libro, porque es justamente uno de los focos del método Silogice, solo que dicho en positivo: el lenguaje positivo me permite generarme emociones que proveen de bienestar mi cuerpo.

Esta relación entre mente y cuerpo también es de interés de la comunidad científica, la cual obtiene cada vez más pruebas de la relación entre el estado emocional y el estado de salud de las personas.

Y a propósito, cabe mencionar al científico Martin Seligman de la Universidad de Pennsylvania (Estados Unidos), pionero dela psicología positiva, quien propone una teoría que apunta a buscar el bienestar personal a través de generarse  emociones positivas.

La palabra sanadora

¿Cómo hacerlo? ¿Cómo generarnos emociones positivas? Una forma es usar la herramienta que es común a nuestra especie: el lenguaje.

Según el neurocientífico  estadounidense Mark Waldman, las palabras pueden cambiar el cerebro, de tal manera que las negativas, como “no”, usada entre 200 ó 300 veces al día, daña las neuronas; en cambio las  positivas ayudan a desarrollar nuevas conexiones neuronales.

Las investigaciones en que Waldman ha participado le han permitido corroborar que una palabra negativa libera entre 25 y 30 químicos en el cerebro cuando se pronuncia y esa palabra tiene la capacidad de inhibir la tarea del lóbulo frontal, relacionado con la lógica.

Para contrarrestar ese daño es necesario pronunciar de 3 a 5 palabras positivas por cada negativa que se ha usado.

El método Silogice te permite desarrollar la herramienta del lenguaje positivo. La forma de hacerlo es concientizar, elegir, entrenar y entrenar. Si quieres mayor información envía mail a coaching@masvale.cl.

Los lenguajes de las emociones de la película “Intensamente”

Emociones protagonistas de la película Intensamente de Disney Pixar.
Emociones protagonistas de la película Intensamente de Disney Pixar.
Por Lesly Medina

¡Qué gusto!. Qué gusto saber que hasta para Disney, la era de  la enajenación, del patrón repetitivo, del príncipe encantado va de retirada. Y ahora la era del “individuo”, que intenta entenderse, encontrarse a sí mismo,  va dando paso a películas como “Intensamente”. 

Una manera de entendernos es a través del lenguaje, porque lo que dices con la boca y el cuerpo (lenguaje verbal y gestual) es un termómetro de cómo está tu mente, tu cuerpo y tu estado de ánimo. Así, cuando muestran a Riley, protagonista de la película “Intensamente”, en su ciudad natal, ella se expresa como una niña feliz. Y luego, cuando está viviendo el cambio a San Francisco, su lenguaje es de enfado.

Dicho esto, te invito, a que prestes atención a las palabras que usas frecuentemente, te darás cuenta del tipo de emociones que estás experimentado: tristeza, ansiedad, felicidad, enojo, ira, etc.

Los tres lenguajes de la emoción positiva: Silogice

Un aspecto muy importante que también se trata dentro de la película es el de la generación de pensamientos positivos (representados de color verde) y su consiguiente repercusión en todo el cuerpo.

Justamente, el uso del lenguaje como herramienta de auto generación de pensamientos positivos para proveer bienestar y salud es de lo que se trata el método Silogice.

En este método entrenamos a las personas para llevarlos al “Modo Sí”, que da a cada uno la oportunidad de brindar y brindarse emociones sanas con un lenguaje positivo. En esta parte, por ejemplo, cambiamos la expresión habitual de “no hay problema” por “con todo gusto” o “por supuesto”. Si te preguntas el por qué, te pido que pienses, cuál es el color que le pondrías a la palabra “no” y “problema”…; y ahora imagina el color de “gusto”. La primera pregunta es generalmente contestada con color gris, negro, oscuro; “gusto” tiene colores brillantes y claros: “amarillo, verde”. Palabras positivas generan sensaciones positivas.

Luego apuntamos a adquirir el hábito del lenguaje responsable, que es el de tomar el control de la vida a través del lenguaje  personal. Por ejemplo, en el ámbito de las relaciones de pareja, decir “Yo decidí creerte” en lugar de “Tú me engañaste”. ¿Cuál es el truco? Que cuando pronuncias el yo, que es tu elección, estás diciendo “yo mando”, “yo tomo el control de mis emociones y vida”.

Posteriormente, llegamos al lenguaje integrativo, que es el de los juicios hacia otros y hacia uno mismo. Este tipo de lenguaje apunta a estar bien contigo y los otros. Por ejemplo, decir “estoy aprendiendo las matemáticas” en lugar de “soy malo para los números”. En este último caso, la frase “estar haciendo” implica un estado, lo cual nos lleva a verlo como transitorio; o sea, en algún momento aprenderás los números; en cambio, “soy malo para…” tiene un significado de esencia, de permanencia, de que no hay manera de cambiarlo.

 Entender todo tu mundo interior, tus hábitos, premisas; a través del lenguaje (verbal y corporal) y cambiar esos hábitos para que se expresen a través de un lenguaje positivo es el método Silogice.