Por Lesly Medina
¡Qué gusto!. Qué gusto saber que hasta para Disney, la era de la enajenación, del patrón repetitivo, del príncipe encantado va de retirada. Y ahora la era del “individuo”, que intenta entenderse, encontrarse a sí mismo, va dando paso a películas como “Intensamente”.
Una manera de entendernos es a través del lenguaje, porque lo que dices con la boca y el cuerpo (lenguaje verbal y gestual) es un termómetro de cómo está tu mente, tu cuerpo y tu estado de ánimo. Así, cuando muestran a Riley, protagonista de la película “Intensamente”, en su ciudad natal, ella se expresa como una niña feliz. Y luego, cuando está viviendo el cambio a San Francisco, su lenguaje es de enfado.
Dicho esto, te invito, a que prestes atención a las palabras que usas frecuentemente, te darás cuenta del tipo de emociones que estás experimentado: tristeza, ansiedad, felicidad, enojo, ira, etc.
Los tres lenguajes de la emoción positiva: Silogice
Un aspecto muy importante que también se trata dentro de la película es el de la generación de pensamientos positivos (representados de color verde) y su consiguiente repercusión en todo el cuerpo.
Justamente, el uso del lenguaje como herramienta de auto generación de pensamientos positivos para proveer bienestar y salud es de lo que se trata el método Silogice.
En este método entrenamos a las personas para llevarlos al “Modo Sí”, que da a cada uno la oportunidad de brindar y brindarse emociones sanas con un lenguaje positivo. En esta parte, por ejemplo, cambiamos la expresión habitual de “no hay problema” por “con todo gusto” o “por supuesto”. Si te preguntas el por qué, te pido que pienses, cuál es el color que le pondrías a la palabra “no” y “problema”…; y ahora imagina el color de “gusto”. La primera pregunta es generalmente contestada con color gris, negro, oscuro; “gusto” tiene colores brillantes y claros: “amarillo, verde”. Palabras positivas generan sensaciones positivas.
Luego apuntamos a adquirir el hábito del lenguaje responsable, que es el de tomar el control de la vida a través del lenguaje personal. Por ejemplo, en el ámbito de las relaciones de pareja, decir “Yo decidí creerte” en lugar de “Tú me engañaste”. ¿Cuál es el truco? Que cuando pronuncias el yo, que es tu elección, estás diciendo “yo mando”, “yo tomo el control de mis emociones y vida”.
Posteriormente, llegamos al lenguaje integrativo, que es el de los juicios hacia otros y hacia uno mismo. Este tipo de lenguaje apunta a estar bien contigo y los otros. Por ejemplo, decir “estoy aprendiendo las matemáticas” en lugar de “soy malo para los números”. En este último caso, la frase “estar haciendo” implica un estado, lo cual nos lleva a verlo como transitorio; o sea, en algún momento aprenderás los números; en cambio, “soy malo para…” tiene un significado de esencia, de permanencia, de que no hay manera de cambiarlo.
Entender todo tu mundo interior, tus hábitos, premisas; a través del lenguaje (verbal y corporal) y cambiar esos hábitos para que se expresen a través de un lenguaje positivo es el método Silogice.